IV_65. Ahora se describe la práctica de nada (anahata), tal como la enseñó Gorakshanatha, válida incluso para los menos ilustrados, incapaces de comprender la realidad.
IV_66. El Primigenio Señor Shiva ha mostrado innumerables caminos que conducen a laya, pero parece que el mejor de todos ellos es la práctica de nadam.
IV_67. El yogui, sentado en muktasana y adoptando shambavimudra, debe escuchar atentamente el sonido interior que se oye en el oído apropiado.
(estos sonidos proceden de sushumna; el Tripurasarasamuccaya aclara que el sonido puede oirse de diez formas distintas: como un enjambre de abejas, como una flauta, como campanas, como las olas del océano, como el trueno, etc)
IV_68. Cerrando los oídos, la nariz, la boca y los ojos, entonces se oirá claramente un sonido en el purificado sushumna.
(los oídos deben cerrarse con los pulgares, los ojos con los índices, la nariz con los dedos medio y anular y la boca colocando los meñiques en la comisura de los labios)
Etapas. IV_69. Toda práctica de yoga contiene cuatro etapas: arambhavasthâ, ghatâvasthâ, paricayâvasthâ y nishpattyavasthâ.
Arambhavastha. IV_70. Arambhavasthâ: cuando brahmagranthi (situado en anahatachakra) es atravesado (con la práctica de prânâyâma), se experimenta una especie de beatitud en el shûnya (akâsha del corazón) donde se oyen sonidos tintineantes, como de joyas, en el centro del cuerpo.
IV_71. En cuanto se hace audible el sonido en el vacío (interior), el cuerpo del yogui se vuelve resplandeciente y brillante; emana una exquisita fragancia, se aleja de la enfermedad y su corazón se llena de prâna y felicidad.
Ghatavastha.
IV_72. Ghatâvasthâ: en la segunda etapa prâna se une con apana, nada y bindu y entra en el chakra medio (el del corazón); ahora las asanas se perfeccionan y surge la sabiduría divina.
(el chakra del medio es el vishuddhachakra)
IV_73. Cuando el vishnugranthi es atravesado (por prâna durante kumbhaka), la felicidad divina está próxima; en el vacío de vishuddhachakra, surge un sonido que retumba, como de timbales.
Paricayavastha.
IV_74. Paricayâvasthâ: en la tercera etapa se percibe un sonido parecido al de un mardala situado en el entrecejo; entonces, prâna entra en el gran vacío (mahashûnya, es decir, sushumna), la sede de todos los siddhi.
IV_75. Una vez superado el estado de felicidad puramente mental (logrado al escuchar los sonidos místicos), se experimenta de forma espontánea la felicidad que deriva del conocimiento de âtma; entonces, se superan todos los desequilibrios (de los dhatu), los dolores, la vejez, la enfermedad, el hambre y el cansancio.
Nishpattyavastha.
IV_76. Nishpattyavasthâ: una vez atravesado el rudragranthi, el prâna alcanza el asiento de îshvara (en el akâsha entre las cejas); entonces se escucha el sonido como de una la flauta que asume la resonancia de la vina.
IV_77. La integración mental (en un estado en el cual la dualidad sujeto-objeto no existe) se denomina rajayoga; el yogui, se convierte ahora en maestro de creación y destrucción, igual que îshvara.
IV_78. Se le llame o no liberación, esto es la felicidad perfecta; esta felicidad proviene de laya y se consigue a través del rajayoga.
IV_79. Hay muchos que solo son hathayoguis, y no conocen el rajayoga; estos son simples practicantes que nunca alcanzarán los (verdaderos) frutos de sus esfuerzos.
Unmaniavastha.
IV_80. La contemplación en el espacio situado entre las cejas es la mejor forma de alcanzar el unmani-avastha en poco tiempo; incluso para las personas de intelecto limitado ésta es la forma más adecuada para alcanzar el rajayoga. El estado de laya que nace de nada, proporciona esta experiencia de forma inmediata.
IV_81. (Todos) los grandes yoguis que han logrado el estado de samâdhi a través de la concentración en nada, han experimentado en sus corazones una felicidad inigualable, mas allá de toda descripción y que sólo puede ser conocida por el bendito maestro (Sri Gurunatha).
Práctica del nadam.
IV_82. El muni, cerrados sus oídos con los pulgares, escucha (atentamente) el sonido místico (en su interior) hasta que alcanza lo inmutable (turiya).
iV_83. Por medio de la práctica de la escucha atenta, el sonido interior sobrepasa gradualmente a los sonidos exteriores; así, el yogui en quince días puede superar la inestabilidad mental y alcanzar la felicidad.
IV_84. En las primeras etapas de la práctica se pueden oir diversos sonidos fuertes, pero a medida que se progresa se vuelven más y más sutiles.
IV_85. Al principio se oyen interiormente varios sonidos como el rugir del océano o como el trueno, como el del tambor o el del timbal; en la etapa intermedia los sonidos se escuchan como un tambor mardala, la concha, la campana o el cuerno; finalmente, el sonido se asemeja al de las campanillas, la flauta, la vina o las abejas.
IV_86. Los distintos sonidos se escuchan desde el centro del cuerpo.
IV_87. Aunque todavía se escuchen los sonidos fuertes, como el del trueno o el del timbal, hay que dirigir la atención exclusivamente a los mas sutiles.
IV_88. Aunque la atención pueda alternarse entre los sonidos fuertes y los sutiles, se ha de impedir que la mente vague por todas partes, al ser de naturaleza inestable.
IV_89. En cualquier sonido interno en que la mente fije primero su atención, se puede lograr estabilidad cuando se funden (laya) mente y sonido.
IV_90. La mente absorta en nada no siente atracción por los objetos de los sentidos, igual que una abeja que cuando bebe el nectar (de las flores) no se preocupa de su olor.
IV_91. El afilado hierro de nada refrena la mente, que se comporta como un elefante loco (dificil de controlar) vagando por el jardín de los objetos sensoriales.
(aquí se hace referencia a pratyâhara, que consiste en alejar la mente de los objetos de los sentidos)
IV_92. Cuando se ha despojado a la mente de su (habitual) naturaleza inquieta y se halla sujeta con las cuerdas de nada, alcanza la mayor estabilidad, como un pájaro al que se le han recortado las alas.
IV_93. El que desea alcanzar el dominio del yoga ha de reducir al máximo toda la actividad mental y, con la mente totalmente concentrada, meditar exclusivamente en nada.
(es decir, la mente debe volverse una con nada, lo cual representa el estado de dhyâna)
Semejanzas.
IV_94. Nada es como la trampa que captura al ciervo interno (la mente); y también como el cazador que mata al animal interior (el pensamiento conceptual).
IV_95. Nada es como el cerrojo de la puerta que encierra el caballo (el pensamiento conceptual) del yogui; por consiguiente, se ha de meditar diariamente sobre nada.
IV_96. La mente y el nada son como el mercurio y el sulfuro que, cuando se unen, la mezcla se solidifica y el mercurio (la mente) pierde su naturaleza activa, capaz incluso de moverse sin apoyo en el akâsha de brahman.
IV_97. Cuando la mente se sumerge en nada es como una serpiente absorta en la unidad, que se olvida de toda inquietud y no huye a ninguna parte.
Asamprajñatasamadhi.
IV_98. El fuego que quema un trozo de madera se apaga cuando ha consumido toda la madera; así también la mente, cuando permanece concentrada (y no busca mas combustible), se disuelve en nada.
IV_99. La mente (antahkarana) es como un ciervo que, atraído por el sonido del reclamo, se queda inmóvil y puede ser herido facilmente por un arquero (es decir, totalmente silenciada por aquel que domina prâna).
IV_100. Lo que se puede oir ahora es la resonancia mística de un sonido; y la quintaesencia de eso que se oye es el supremo objeto de conocimiento, la consciencia absoluta (caitanya); antahkarana (mente) se vuelve una con caitanya, se disuelve en ella; este es el supremo estado de Vishnu (el omnipenetrante ser).
IV_101. El concepto de akâsha (el substrato del sonido) existe sólo mientras el sonido puede escucharse; la máxima realidad (brahman) expresada en el silencio, es el supremo âtma.
IV_102. Todo lo que se escucha bajo forma del místico nada es realmente shakti; es el estado que está más allá de toda forma, en el que los elementos (tattva) se disuelven (laya), es el Supremo Señor (parameshvara).
Unmaniavastha.
IV_103. Todas las prácticas del hathayoga y el layayoga no son más que medios para conseguir el rajayoga; quien logre el rajayoga triunfará sobre la muerte.
IV_104. La mente es la semilla, el hathayoga el suelo y vairâgya el agua; con estos tres elementos crece rápidamente el árbol (kalpavriksha) del unmani-avastha.
(el kalpavriksha es un árbol mítico que cumple todos los deseos; en el estado de trascendencia mental unmani-avastha también se cumplen todos los deseos)
IV_105. Por medio de la constante meditación en nada, se destruyen todos los deseos acumulados, y la mente y el prâna se disuelven definitivamente en la inmaculada consciencia absoluta (vacía de todas las gûna).
IV_106. Durante unmani-avastha el cuerpo se parece a un trozo de madera y el yogui no se inmuta ni por los fuertes sonidos de la concha marina ni por el del dundubhi.
IV_107. El yogui que supera todos los estados y se libera de todos los pensamientos, parece como muerto (es decir, inmutable ante los estímulos externos) y se halla liberado, sin duda alguna.
(hay cinco estados o avasthâ: jagrat, svapna, sushupti, murcha y marana)
Samadhi.
IV_108. Un yogui en samâdhi no resulta dominado por el proceso del tiempo (la muerte), ni por el fruto de las acciones (karma); nada ni nadie puede afectarle.
IV_109. Un yogui en samâdhi no recibe nada a través de los sentidos; no se conoce a si mismo ni a los demás.
IV_110. Aquel cuya mente no está despierta ni dormida, libre de los recuerdos y del olvido, para quien nada permanece quieto o activo, es realmente un liberado (jivanmukti).
(se dice que la mente duerme cuando pierde la facultad de discernir entre distintos objetos, dado que tamas cubre los órganos de los sentidos, superando a rajas y sattva; el estado de samâdhi no es de vigilia porque no se experimentan los objetos de los sentidos; tampoco es un estado en el que surgen los recuerdos, pues no se trata de una modificación mental que haya surgido antes y no se despierta de tal estado; se permanece libre del olvido, porque no hay impresiones mentales que conduzcan al recuerdo; no se está quieto, porque existen aún impresiones residuales; y tampoco activo, porque las modificaciones mentales han cesado en su movimiento)
IV_111. Un yogui en samâdhi es insensible al calor y al frío, al dolor y al placer, al honor y al insulto.
IV_112. Ciertamente, se trata de una persona liberada, de aspecto saludable (con la mente clara y despejada), que parece dormido pero está despierto, que no inspira ni espira (debido al sostenimiento de kumbhaka).
IV_113. Un yogui en samâdhi no puede ser herido por ningún arma, ni ser atacado por nadie; está mas allá de las influencias de mantras y yantras.
Conclusión.
IV_114. Pero, mientras prâna no entre en sushumna y alcance su meta en brahmarandhra, mientras bindu no esté controlado mediante la contención de la respiración, mientras la mente no refleje su auténtica naturaleza durante la meditación, los que hablan de conocimiento espiritual no son mas que charlatanes y tergiversadores.
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